Durante la actividad física el cuerpo pierde líquido a través de la sudoración ya que precisa mantener su temperatura en 37 grados y lo logra evaporando agua a través de la piel. Así, durante un ejercicio intenso el 90% del agua que gastas, lo haces a través del sudor. Además, el agua también interviene en otros mecanismos muy importantes como son transportar los glóbulos rojos con oxígeno a los músculos, eliminar el anhídrido carbónico a través de la respiración y regular la presión arterial para el buen funcionamiento del corazón y la circulación.
Cuando haces ejercicio de forma sostenida durante una hora, tu cuerpo pierde más agua de la que puede producir y si no la repones, puedes llegar a deshidratarte. Por eso, necesitas proveer el agua que tu organismo utiliza cada día que vas al gimnasio y realizas una actividad física.
Según estudios realizados, en este sentido no recomiendan una cantidad exacta sino que se vaya hidratando el cuerpo con líquido según lo vaya demandando.
Por otro lado, hay expertos que recomiendan beber algo más que agua pura para hidratar el cuerpo durante la práctica deportiva o en la recuperación: un agregado esencial para que la bebida sea idónea para la recuperación de rehidratación aumentando el sodio. Además, si se le suma azúcar a la bebida, mejora el sabor y ayuda a que el organismo asimile el agua y el sodio más rápido.
Otro consejo de especialistas es consumir líquidos fríos porque el agua se absorbe más rápido. Además, hay que desechar las gaseosas, preparados con cafeína o alcohol (por su efecto diurético) y los zumos de frutas ácidas (naranja, limón…). Una forma práctica de estar bien hidratado los días que practicas una actividad física es tomar agua fría a pequeños sorbos antes y durante el entrenamiento. Y también consumir bebidas para deportistas porque están preparadas con los ingredientes ideales para hidratar tu organismo en pocos minutos.